Sigue, bañame de tu savia, quítame los sentimientos de culpa con tu lengua, haz que recupere los placeres perdidos en el tiempo, que mis emociones vuelvan, inquieta mi piel que se hace chinita por sentirte, regrésame todos esos años reprimidos por pensar que esas sensaciones maravillosas eran actos de concupiscencia, mientras me martirizaba por pensar que esas debilidades de la carne me llevarían al infierno,...,oh no! porque la humanidad no inventó la religión del placer, dando como recompensa el cielo al hijo que tuviera más orgasmos...
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