Wednesday, March 25, 2009

La Alhambra: Belleza y Simetría.


19 de Octubre 2004
Granada, España

Fotografía:jm.

Al fin!! En la famosa Alhambra. No resisto las ganas por entrar al palacio pero tengo que esperar hasta las 3:00 PM y son apenas las 12:00 AM.
Mientras tanto me reconforta ver un Poema de Borges que describe la Alhambra en su propia entrada. Y en su lectura me regocijo.

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Grata la voz del agua.
A quien abrumaron negras arenas.
Grato a la mano cóncava.
El mármol circular de la columna.



Gratos los finos laberintos del agua.
Entre los limoneros.
Grata la música del Zejel.



Grato el amor y grata la plegaria.
Dirigida a un Dios que está sólo.



Vano ser el mejor.
Grato sentir.
Presentir rey doliente.
Que tus dulzuras son adioses.

Que te será negada la llave.
Que la cruz del infiel borrará la luna.
Que la tarde que miras es la última.

Jorge Luis Borges, Granada, 1976.
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Entre los turistas soy el único que carga dos cámaras a la vez y frenéticamene hace tomas con una y otra cámara. La gente voltea a verme y se dice algo entre sí. Este guey esta loco-- han de pensar. Me vale madre. Al fin estoy aqui!!
Fotografía:jm.

Es increíble todo esto, ante cada parpadeo se ve distinto el mismo lugar. ¿Cómo lograron encerrar el infinito en todos estos recovecos?--me pregunto.
Me confundo y no sé si ya tomé fotos de lo que me parecen nuevos patrones así que para no fallar vuelvo a capturar la imagen rezando para que los rollos me alcancen.

Camino una y otra vez por las mismas salas, regreso a contracorriente entre los demas turistas esperando disfrutar una vez más lo apenas visto. --No me van a creer todo esto. ¿Cómo lo voy a contar?--

En esas repeticiones sin cesar el tiempo me traiciona y se hace tarde. Después de una hora en que me quedé embelezado en la sala de los Leones, tomo la decisión de no salir hasta que me corran o hasta que de plano no se vea nada. Y así es, después de compartir comentarios sobre la película de Frida Kalho el guardian amablemente me dijo que tenia que cerrar.

Mientras salia de la Alhambra y pensando en la envidia que me daba Washington Irving, me doy cuenta que una pierna comienza a molestarme más de la cuenta. Sabía que me había excedido con la caminata y para colmo pierdo mi autobus de regreso a Sevilla. El próximo autobus sale a las 3 de la mañana. No importa pienso, es una experiencia inolvidable. Solo espero no pagar muy caro el exceso.

-jm







Wednesday, March 11, 2009

El conjunto de Mandelbrot


Google images



El conjunto de Mandelbrot es una fotografía de la fuga hacia el infinito! Los números complejos corren despavoridos anunciando con colores la velocidad de su estampida. Algunos quedan atrapados en un sólo punto. Otros dan vueltas sin cesar en ciclos de todos tamaños. Algunos ciclos son tan grandes que se parecen al infinito, pero no; en realidad forman la frontera entre el orden y el caos. Ellos delinean la silueta divisoria con aquellos números que si estan condenados a correr siempre sin volver nunca más a los lugares antes visitados. Números que histéricos avanzan a la velocidad de su respectiva desesperación con la esperanza de parar un día o de encontrar un sitio conocido. Pero todo es inútil, caen hacia el infinito sin remedio, aunque aparentemente están recluidos en una pequeñísima porción del plano complejo, que va de -2.25 a 0.75 en las abscissas y de -1.5 a 1.5 en las ordenadas.

Qué tal un paseo por el conjunto de Mandelbrot.

Wednesday, March 04, 2009

Panchita


Fotografía anónima.


Panchita y yo tuvimos una noche increíble, poco a poco fuimos apagando nuestra angustia, yo con una enorme pena sobre el trato a mis amigos, Panchita con una pena enorme de un origen que jamás mencionó... la ternura de Panchita empezó a moverse al ritmo de la lectura, los dos conmovidos por la sensibilidad de la escritora nos fuimos regalando calma y tranquilidad. Panchita no concebía que la escritora pudiera querer tanto a los gatos, pues siempre ha visto al hombre con una actitud de indiferencia en el mejor de los casos, y de maltrato como regla.

Una luz que recorría los laberintos del humo de un puro, nos daba calor y claridad en medio de una noche fría-húmeda, y era él único testigo de nuestra complicidad. Mientras yo leía, tomaba una cerveza y degustaba mi puro, Panchita estaba encantada con su leche; a cada párrafo y reflexión, nos dabamos apapachos con los ojos y con sonrisas...más tarde, después de aliviarnos el alma, terminamos profundamente dormidos.

Mi relación con Panchita en realidad fue algo intenso y efímero, es uno de esos encuentros fuera de tiempo, sin oportunidad de cambiar el férreo predestino que nos autoimponemos...

¿Qué cómo la conocí?
Iba saliendo del festejo de mi cumpleaños, abatido por el peso que deja el síndrome del anfitrión, meditando sobre las habilidades que se deben desarrollar para salir airante y nadar con calma el embravecido mar de la presión social. El saldo fue negro, además del punzante sentimiento de no haber atendido a nadie como se lo merecía, dos hechos reforzaban esa idea: un albur mal hecho a una de mis amigas más lindas y dulces, y una mentada de madre que me regaló un amigo...

Sobre ese solitario pensamiento estaba, cuando comencé a sentir una diminuta compañía que seguía mis pasos, volteé hacia la sensación y me tope con Panchita vestida de negro, venía siguiéndonos desde hacia media cuadra formando parte del último grupo de amigos que regresabamos a casa.

Enseguida la invité a integrarse, pero mis amigos tenían opiniones contrarias a mis deseos; algunos argumentaban que era muy pequeña y que no iba a vivir bien conmigo, otros más dijeron que iba a hacer de la casa un desmadre!

Decidí regresar a Panchita, para lo cual me acompañó la amiga más contrariada de que Panchita pudiera estar en casa con nosotros. Una vez que nos dimos un adios, mi amiga la amenazó con golpearla si nos volvía a seguir; nos alejamos del lugar y Panchita parecía no seguirnos más; pero cuando avanzamos dos cuadras volví a sentir su tierna presencia; nos percatamos en efecto que Panchita caminaba trigarante con nosotros y ahí comenzó la magia: Panchita empezó a mostrarnos el estuche de monerias que era; con un paso armonioso hacia una... y otra acrobacia; se afiló las uñas en un árbol; saltó sobre los bordes de los jardincitos de la calle con la gracia y firmeza de una gimnasta, y finalmente, después de rodearnos en semicírculo con una actitud de arrogancia, nos dijo ¿Qué les pareció? ¿Me aceptan?

El impacto fue indiscutible, mi amiga, pronunció las palabras esperadas: mmm.. esta bien...que venga con nosotros. La cara de Panchita y la mia brillaron de alegría, sin pensarlo más, tome a Panchita por su espalda y caminamos hacia la casa en medio de la lluvia, el frío y la ilusión.....

Al siguiente dia vinieron las dudas y la tristeza; la conciencia de la realidad llego a mi mente como una tempestad que ahoga todas las ilusiones: no podía seguir con Panchita!.

Olvidaba que eran mis últimos meses en el D.F, estaba por salir a San Francisco sin casa propia y no podía llevarla.
¿Quién la cuidaría?
Se me ocurrió como alternativa llevarla a Zacatecas, pero poco a poco se fueron cayendo las posibilidades; mi Mamá saldría también y dejarla con mi hermano fue otra idea que se desvaneció cuando recorde como mi cuñada había corrido una adopción gatuna de mis sobrinos.
Empecé a sentirme como un canalla; ya estaba pensando regresar a Panchita cuando ella todavía dormía plácidamente en mi cama, sin sospechar su futuro...

....la acabo de dejar, durante todo el camino estuvo llorando sin entender mi actitud, cuando llegamos al lugar donde nos encontramos la primera vez, una pandilla de gatos estaban azorados viendo nuestra despedida; antes de irme traté de asegurarme que ella iba a estar bien preguntándole a un barrendero la situación de los gatitos, él me explico que era una comunidad de gatos que vivían en ese solar desde hace mucho tiempo y la gente les llevaba de comer de vez en cuando,... traté de consolarme con esa respuesta pero todo fue inútil...aun tengo un nudo en la garganta y tuve que escribir este relato.

-jm