Nuevo Laredo, Texas.
22 de Diciembre del 2009
Los trámites migratorios de ingreso a los E.U. me recuerdan pasajes de la "divina comedia". Filas humanas con cara de angustia desfilan obedeciendo órdenes de los administradores del tráfico humano. En cada rostro se adivina un pensamiento que implora se le permita el acceso al país más poderoso y rico del planeta: ¨al paraiso¨. Entonces se escucha un ruido y un grupo de guardias corren tras un individuo y lo esposan, la multitud ve atemorizada como el infeliz sujeto es llevado dentro de unas oficinas. Cada quien inventa una explicación de los hechos, es preciso controlar algo en medio de tanta incertidumbre. Una familia dentro de la fila sobresale por sus facciones distintas a la mayoría, y cuando les toca pasar a la ventanilla, después de intercambiar pocas palabras, son sacados de la sala y llevados a un interrogatorio más extenso, un escrutinio que deje claro su origen y sus pretenciones, entonces todos sospechamos que el primer documento de identidad son nuestros rostros y volteamos a vernos en el reflejo de las ventanas esperando tener facciones "aceptables".
-jm
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