Fotografía: jm
La primera vez que lo ví me impactó, la mirada que salió dentro de ese hábito escudriñaba mi alma sin miramientos. Llegué a jurar que me había topado con un ser de otro mundo.
Hace tres días me lo volví a topar. Ví de reojo un rostro tan profundo como la mirada que antes me había encontrado y algo me dijo que ese rostro era dueño de los mismos ojos. Dejé lo que estaba haciendo y lo seguí. A unos pasos de él le dije: señor, señor, ¿Me permite tomarle una foto?, usted tiene un rostro increíble, un rostro muy bello. Él se da la vuelta y me dice: ¿Y qué gano yo con la foto? La fama, alcance a decir. Y él medio molesto por mi comentario me dijo, suponiendo que así fuera, para mi es más útil algo para comer hoy. Entonces le ofrecí dinero y llegamos al acuerdo de una cantidad por una única toma. Es mi oportunidad pensé, y le pedí se colocara a un costado de la Catedral de Zacatecas donde daba el sol en ese momento. Me acerque lentamente para no perturbarlo y cuando creí tenerlo bien enfocado solté el disparo.
-jm
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