Todos teníamos asignada una media hora, que consistía en hacer un quehacer para la casa y que iba desde arreglar el jardín, asear la cocina, asear el comedor, lavar los trastes, asear las zonas comunes, etc. Mi media hora el primer semestre consistió en darle alfalfa a los conejos, iba entonces a cortar la alfalfa en la misma Quinta y después se la llevaba a los ¨orejones¨, Humberto me asesoraba al principio, él como muchos estudiantes de la Quinta era alumno de la Narro, así que para todos ellos la Quinta se convertía en uno de los mejores lugares para hacer sus prácticas, ahí se sembraba alfalfa, acelgas, zanahorias, cebollas, ajos, maíz, frijol, calabazas, etc. Teníamos cochinos, borregos, conejos, chivos, etc. Y en un pequeño arroyo que pasaba por la quinta se hicieron varios estanques, donde se cultivaban peces. Después cambié mi media hora en apoyar a Rosemary en la parte administrativa de la Quinta: contabilizar las horas trabajadas por mis compañeros, la cuenta de sus llamadas telefónicas, sus medias horas, verificar que no debieran herramienta que habían solicitado para hacer sus trabajos y sus calificaciones. Era esencial tener aprobadas nuestras materias en las respectivas escuelas donde estudiábamos, si no era así, no tenía sentido nuestra estancia en la Quinta, su principal objetivo era apoyarnos para que siguiéramos estudiando.
-jm
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