Thursday, July 07, 2011

Callejón de bolaños





Ya nos lo habían advertido, pero era imposible prescindir de la magia subrealista del cine en el contexto del pueblo minero de Concepción del Oro, Zacatecas. Así que ese día que pasaban una película de Roberto Carlos decidimos ir a uno de nuestros pasatiempos favoritos. Teníamos muy bien calculado el tiempo, sería muy difícil que no atrevesáramos al callejón de Bolaños antes de las 11pm, hora en que cualquiera que lo hiciera desaparecería de esta dimensión para irse a dimensiones desconocidas. Doña Pera nos lo dijo una y otra vez, mientras nos contaba sus cuentos de espantos y de ánimas que se aparecían en Concha, relatos que nos tenían el alma en vilo cuando regresábamos ya noche a nuestras casas. Pero ese día de la película, cinco fallas del cácaro hicieron que pasara lo improbable, así que por más que corrimos y corrimos no logramos llegar al famoso callejón antes de las 11pm. Los tres nos quedamos paralizados sin decidir dar un paso enfrente estando a cinco centímetros en la orilla donde desapareceríamos para siempre. Así que comenzamos a sentir una angustia que nos llevó a tomar una acción desesperada, convenimos que poco a poco yo iría metiendo mi cuerpo al lugar maldito mientras mi hermanos me tendrían agarrado para que no pediera vínculo con la dimensión donde vivíamos, fui metiendo poco a poco mi pie, y mis hermanos me preguntaban que sentía, que si aún mi pie seguía conmigo, les decía que si, sin embargo a veces el terror me vencía y regresaba al punto de partida, para reiniciar otra vez el esfuerzo que habíamos acordado hacer, en uno de esos intentos mi pie por fin logró tocar el suelo, y comencé a pasar el resto de mi cuerpo hasta estar totalmente del otro lado… No supimos que pasó, pero logramos pasar sin que sucediera nada, algo nos decia que Dios nos había ayudado por esta ocasión, pero jamás de los jamases volvimos a pasar por el callejón después de las 11pm, preferimos en su caso no ver la película hasta el final.

-jm

1 comment:

david said...

Deberías de platicar sobre tus andanzas de pequeño en Chiapas son fabulosas. Un abraxo mi buen. David