Estaba por oscurecer y veníamos bajando a Tila provenientes de la pista de aterrizaje. En esos años no había luz en Tila, de manera que la oscuridad se manifestaba con toda su negrura, en ese momento era tanta que hizo imposible ver siquie
ra por donde íbamos pisando, así que nos fuimos a tientas esperando ver las primeras casas iluminadas por quinqués anunciando el inicio del pueblo. Entonces estando por llegar a Tila y escuchamos:
"Eeepa".
Mi hermano con una voz temblorosa me señala una dirección y me dice
-mira es el ¨El Sombrerón¨, ahí esta el Sombrerón.
Yo no lograba ver nada, y sin esperar mi confirmación me dice
-Agáchate, que no nos vea.
Y me presiona de los hombros para que me agache. Después de un minuto el se asoma sigilosamente y casi en un susurro me dice,
- Esta volteando para otro lado, córrele vámonos
Yo no lo ví, pero siempre fue el ser sobrenatural que me recordaba la selva de Chiapas y lo platicaba como un agregado a la magia y lo fantástico de la selva chiapaneca . El sombrerón siempre fue tema de sospecha entre mis amigos del norte del país, para ellos era una invención mía y jamás creyeron que fuera un personaje que habitara en el imaginario social de lo sobrenatural en México. Y fue tanto el desdén por parte de todos y durante muchos años que llegué a pensar que lo había inventado en el afán de recuperar los recuerdos de niño en la selva, fragmentos de la memoria que se iban diluyendo poco a poco como la roca que es golpeada constantemente por el mar. Dejé de mencionarlo, aunque con la sospecha de que no podía haber sido un invento. No fue hasta en la universidad que leyendo a "Balun Canan" Rosario Castellanos me confirmó que no había sido invención mía, que en efecto el Sombrerón es uno de los seres sobrenaturales que se aparecen en Chiapas, eso para mi representó como un nuevo hallazgo, saber que compartía algo con otros y que mi memoria estaba bien. Ahora muchos años después aquí en Tila, busco en las sombras de la selva cobijada de la noche un indicio que me muestre la existencia de ese ser sobrenatural, como otra manera de volver a mis recuerdos más esenciales de niño, y compartir al menos por una vez esa facultad que tiene mi hermano de ver cosas que yo no puedo ver. Pero sigo sin ver nada, solo escucho el canto de los sapos y a al coro de los grillos este paraíso verde que aun en la oscuridad me impacta porque esta lleno de vida!
"Eeepa".
Mi hermano con una voz temblorosa me señala una dirección y me dice
-mira es el ¨El Sombrerón¨, ahí esta el Sombrerón.
Yo no lograba ver nada, y sin esperar mi confirmación me dice
-Agáchate, que no nos vea.
Y me presiona de los hombros para que me agache. Después de un minuto el se asoma sigilosamente y casi en un susurro me dice,
- Esta volteando para otro lado, córrele vámonos
Yo no lo ví, pero siempre fue el ser sobrenatural que me recordaba la selva de Chiapas y lo platicaba como un agregado a la magia y lo fantástico de la selva chiapaneca . El sombrerón siempre fue tema de sospecha entre mis amigos del norte del país, para ellos era una invención mía y jamás creyeron que fuera un personaje que habitara en el imaginario social de lo sobrenatural en México. Y fue tanto el desdén por parte de todos y durante muchos años que llegué a pensar que lo había inventado en el afán de recuperar los recuerdos de niño en la selva, fragmentos de la memoria que se iban diluyendo poco a poco como la roca que es golpeada constantemente por el mar. Dejé de mencionarlo, aunque con la sospecha de que no podía haber sido un invento. No fue hasta en la universidad que leyendo a "Balun Canan" Rosario Castellanos me confirmó que no había sido invención mía, que en efecto el Sombrerón es uno de los seres sobrenaturales que se aparecen en Chiapas, eso para mi representó como un nuevo hallazgo, saber que compartía algo con otros y que mi memoria estaba bien. Ahora muchos años después aquí en Tila, busco en las sombras de la selva cobijada de la noche un indicio que me muestre la existencia de ese ser sobrenatural, como otra manera de volver a mis recuerdos más esenciales de niño, y compartir al menos por una vez esa facultad que tiene mi hermano de ver cosas que yo no puedo ver. Pero sigo sin ver nada, solo escucho el canto de los sapos y a al coro de los grillos este paraíso verde que aun en la oscuridad me impacta porque esta lleno de vida!
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