¿Eres de Cali?, le pregunté. Si, me respondió un poco sorprendida, Y al voltearme a ver, su mirada de ensueño me dejó indefenso. Mantuve la ecuanimidad como pude y antes de que fuera evidente la expresión estúpida ante el asombro, alcancé a contestar: Qué chicas tan bellas tiene Cali. Entonces, redirigi mi vista y continué mi camino, donde aun alcancé a escuchar: muchas gracias.
-jm
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