La luna

Sé que te sorprendes!
Que cada vez que te topas con la luna en el horizonte
tu corazón recibe una caricia de esperanza!.
Y que tu mente revolotea entre una y otra de tus ideas
acerca del pedazo de planeta que quedó atrapado
por una invisible fuerza para bailar en compases de veintinueve días.
Pero a ti eso no es lo que te cimbra,
sino el plateado color con el que baña la noche.
Por su majestuosa presencia,
por encontrarte con esa pelotota de plata que sin más sale de la oscuridad.
Y cuando la mencionas,
cuando quieres compartir con alguien tu complicidad con la luna.
No falta quien te de una descripción física de ella, que te exponga la distancia a la tierra, su tamaño, su peso,
y te forme una nube de números para confundirte.
Como si con eso fuera a disipar la verdadera conexión que te liga a su luz,
toda esta numeralia te la mencionan para que veas la luna como los demás: como un satélite inhóspito lleno de cráteres,
cuando tu bien sabes que es tu consejera,
qué es la amiga que con paciencia escucha tus penas, tus alegrías y tus utopías más falaces.
El astro a quien le abres el alma y esperas la cercanía del perigeo para confesarle
tu travesura más atrevida…
-jm