Mis manos extrañan la textura de tu piel,
tu voz que guiaba mis dedos en tu geografía,
si, la textura de tu voz que aún me eriza la piel cuando la memoria se la arrebata al tiempo,
infinidad de minúsculas gotas que bañaban tus deseos,
donde mis manos poco a poco se mojaban para deslizarme sin fricciones,
salada tu, sediento yo de la tormenta de tu cuerpo,
arrebatos en que nos pedíamos todo,
sonrisas cómplices,
una escalada infinita de querer más y más,
hasta quedarnos sin fuerzas,
acariciándonos con la mirada...
-jm
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