Wednesday, February 20, 2013
Encendido
Me encanta encenderte el cigarrillo, ver tu rostro inclinarse para alcanzar el fuego. Es como una ofrenda al dios del humo, cada pensamiento es una espiral y su caprichosa forma guía su lógica difusa. Tomas mi mano, esa caricia inicial y profunda que me dice que te gusta estar conmigo, que quieres que te acompañe. Con la otra mano sostienes tu cigarro y tu mirada sigue el caprichoso camino del misterio gris, mientras tu mano la de mi mano, me transmite la sensación que causa tu pensamiento al descifrar ese atractor extraño, esa utopía formada de humo hasta que se desvanece como la vida, sin dejar rastro de su existencia.
-jm
(Ideas para el proyecto ¨Mujer, humo y erotismo¨-7-)
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